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24 noviembre 2016

Despedirnos de nuestros seres más queridos - Muerte y Renacer


“La tierra firme simboliza lo sustancial,
lo que resulta sólido bajo nuestros pies y, estos,
representan la comprensión”. (Florence Scovel Shinn)



Caspar David Friedrich - Las edades

Como seres humanos en los que la vida emocional puede constituir un punto de aprendizaje profundo, encontramos normalmente dificultad para acompañar a nuestros seres amados en sus últimos vuelos por la Tierra. Más que nunca habremos de aceptar el gran amor de nuestro corazón por este ser amado cuyo cuerpo físico va “apagándose” y el amor que este ser amado nos ha dado, gratitud infinita en nuestro corazón. Habremos de ir aceptando esta pérdida, esta ruptura, esta separación que vivimos en esta experiencia humana donde es cambio continuo, nada permanece, esta experiencia humana en la que en los momentos críticos sabemos que estamos madurando y tomando conciencia a través de la dualidad. Nos centramos en la comprensión. Elegimos así, aunque surja el inevitable dolor, y elegimos no aferrarnos al sufrimiento ni sentirnos víctimas del destino, nos vamos preparando para el cambio inevitable que va a realizar la “esencia luminosa” de nuestro ser amado.


Ahora estamos en otoño, una época de mucho cambio en nuestro entorno natural, y nuestro espíritu se regocija en los paseos por el campo contemplando la belleza de los árboles con sus cambios de color, disfrutamos de estos tonos amarillos, naranjas, rojos, marrones, los árboles más pequeños parecen bellas flores gigantes que salen al encuentro de nuestra alma saludándola e inyectándole alegría y vitalidad, precisamente para alimentar los primeros chakras y que vivamos el otoño con fuerza renovada a pesar de que los días van teniendo menos horas de luz.


“Moisés era un hombre muy manso,
más que todos los hombres sobre la tierra” (Núm. 12:3)


Aceptamos los cambios puesto que son inevitables en nuestra experiencia humana, aunque sea con lágrimas que desahogan a nuestro corazón y liberan a nuestro cuerpo físico de tensión interior. Decidimos hacer uso de nuestra libertad y aceptamos la renovación de todo lo que existe en nuestra realidad y que perciben nuestros sentidos corporales. Pero también con los sentidos de nuestra alma sabemos que siempre estaremos unidos a este ser amado que ahora se prepara para partir a otra dimensión, espacio, tiempo. ¡Cuántos recuerdos maravillosos nos deja para que sigamos con el corazón alegre compartiendo! ¡Cuánto aprendizaje a su lado! Lo más importante y grande es la oportunidad que tuvimos, el regalo de conocernos y caminar juntas durante este breve paseo por la Tierra.


Neptuno está Directo desde el domingo, su energía más rápida ahora me está anunciando tal vez que ha llegado el momento y que me tengo que despedir. Neptuno es lo que llamaban la “octaba superior de Venus”, un “superlativo” de Venus, es la energía que favorece en nosotros el trabajo del centro energético del corazón, nuestro amor humano se ha de convertir en amor divino, amor infinito, incondicional, más allá de nosotros mismos y de nuestros intereses exclusivamente personales, más allá del pequeño ego. El dolor que mi pequeño ego siente por la pérdida de un ser querido ha de ser envuelto en un amor infinito que va más allá de la materia y no acaba con la muerte física. No es necesario que llore tanto por mí misma porque me sitúo de nuevo en la víctima castigada ahora por la muerte. Y sabemos que esa es la trampa que nos lleva al tunel de la oscuridad donde ya no brilla la luz de nuestra alma, nuestra pequeña llama siempre es alimentada por la Gran Llama, no lo olvidemos. Aprovechemos este impulso de Neptuno que nos inspira a nivel espiritual, místico, religioso, artístico, a pesar de que algunas circunstancias nos inclinen a dejarnos nublar nuestro entendimiento y conciencia. ¡Arriba nuestra vibración!

Miro a Urano, en apenas un mes, el 29 de diciembre, también estará Directo, pero antes Mercurio retrograda, el 19 de diciembre, estamos ya en fase de cuarto menguante, el martes próximo –antes de finalizar noviembre- acaba este ciclo lunar y empieza otro. Ya he perdido otros amigos también en noviembre. ¡Cuánta actividad en mi Carta Astral por tránsitos! Además de otros relojes que marcan también ciclos y citas en la “Agenda de la vida”. Este es un gran momento y hay que permanecer con la conciencia bien despierta y lúcida para asumir, asimilar todo lo que está ocurriendo y ocurra. Permitiendo a las emociones surgir, al barullo de pensamientos también hay que dejarles pasar. Pero eligiendo vivir con lucidez y serenidad esta experiencia, centrándonos siempre en el Renacer.


Algo había cambiado de manera absoluta.
La propia Treya lo describía
como la culminación de esa transformación interior
que la había llevado del hacer al ser,
del saber al crear,
de la obsesión a la confianza,
de lo masculino a lo femenino y,
sobre todo, de controlar a aceptar.

 (Gracia y coraje, Ken Wilber, en la vida y en la muerte de Treya Killam Wilber).








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