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25 abril 2013

Alimentar el alma desde la Luz cósmica del Amor Divino



Celebramos la Luna Llena desde el signo de agua de Escorpio, su energía nos invita a sumergirnos en el mundo de nuestras emociones con intensidad. Pongámonos entonces nuestro traje de buceo y preparémonos con mucho oxígeno, inspirar y expirar con calma, para proceder a la inmersión en las aguas de nuestra consciencia, esas aguas en las que la luz no consigue llegar en el día a día. Proveámonos entonces de la “Lámpara” apropiada, la energía de Plutón (rige a Escorpio) para que nos ilumine haciéndonos ver en las sombras internas el gran potencial que trae nuestra alma para realizarnos. Curiosamente se asocia a Escorpio con la muerte y, sin embargo, en sus nativos observamos una pasión en su manera de vivir que no nos pasa desapercibida, porque nos gusta, nos engancha, o nos asusta, o nos aleja, nos repele, o nos atrae, es algo magnético, ya sea para nuestra incomodidad o para nuestro sentimiento de bienestar.

Estamos de suerte, porque la Luna está cerquita de Saturno, así que si bien por un lado puede constituir una fuerza que contiene nuestras emociones, que sentimos que nos cohíbe en un primer momento, en realidad nos ofrece una contención apropiada cuando son desmesuradas y tienden a anegar nuestra inteligencia. En realidad nos aporta mesura, nos obliga a sentir y a la vez a aterrizar, a asentarnos en el mundo de la materia, de los límites y de las formas, y cuando llegamos a sentirnos a gustito con este Saturno tan maniático con el orden, la organización, la planificación y la perfección, desde la serenidad podemos expresar, precisamente, nuestras emociones, con mayor equilibrio.


Desde ahí podemos saltar y permitir que nuestro supramental nos desvele tantos misterios ocultos en los detalles de la vida cotidiana. Podemos dar un “salto cuántico”. Al fin y al cabo, ahora todo va deprisa, pero no hablo de las prisas del mundo productivo económico, hablo de la aceleración que está activando nuestros procesos de avance, evolutivos, para comprender, para avanzar. La Nueva Tierra está en marcha, el proceso en estos días es interior, no te pierdas fuera, vuelve a ti, entra en tu santuario interior.
Conecta con tu luz.


Cuánto por aprender estos días con Saturno, uno posiblemente tendrá ganas de gritar, de estallar, de soltar la ira, la cólera, la rabia, el rencor, la frustración. Y bien podemos hacerlo, tal vez incluso deberíamos hacerlo, para eso está Mercurio con un quincuncio interviniendo entre ambos, así que usemos nuestra mente y nuestra voz. Pero no contra nadie, no contra nosotros mismos, no nos alcemos agitados y revolucionarios, que Mercurio está en Aries, la agresividad es destructiva, y estamos construyendo entre todos la Nueva Tierra, así que hemos de utilizar las energías con mayor sutileza y construir el Nuevo Mundo, entre todos, donde priman los valores de la justicia, la armonía, la libertad, el amor, el bienestar. Vamos a utilizar las hábiles palabras y las hábiles manos para crear en nuestro entorno una realidad transformada, desde la sabiduría y la calma. El Sol desde Tauro nos increpa a ello. Asimilar, integrar polaridades, relativizar, desidentificarnos de toda expresión exagerada, desmesurada y compulsiva que nos lleva al caos, a la desesperación, a la confusión. Observa, desde la distancia, como a un cuadro, sal de la escena, tan sólo observa.

La energía de Marte está al lado del Sol, así que nos pide afirmación interior, trabajar en la construcción de una sensación interior de fuerza. Esta es la energía de la Tierra que contiene todos los elementos para la vida, incluso el agua que la fecunda; la inspiración viene desde Piscis susurrada por Neptuno. ¿En la vida cotidiana, qué? Porque siempre tenemos ese toque de impaciencia y de sentido pragmático que nos apremia en la vida, pero no dejemos que nos arrebate la necesidad de contemplación. Es lo que nos garantiza la conexión con la Fuente que nos alimenta de verdad, que nos enriquece de verdad.

En la vida cotidiana hemos de aprender a organizarnos sin olvidarnos de sentir y escuchar lo que sentimos, y sin permitir que sentimientos desbordados anulen nuestra capacidad para establecer las estrategias adecuadas y alcanzar nuestros fines y metas, no sólo materiales…

En la lunación se queda Júpiter en Géminis, único signo de aire que expresa esta energía en la representación sobre el escenario del cielo. Por Júpiter que os increpo a que le permitáis precisamente visitar vuestra casa. Porque él aporta la Fe, él aporta la confianza, él aporta ese sentido filosófico que eleva nuestras mentes y nos facilita comprender desde un plano superior todo lo que nos ocurre, e incluso puede profetizar lo que ocurrirá si vamos asimilando nuestras experiencias. Tal vez necesitamos un poco de ayuda jupiterina para ello: podemos encontrar a ese “gurú”, sea hombre o mujer, que nos ilumine el camino. Pero, ¿le entregarás todo tu poder al gurú? ¿Te anulará el gurú? ¿Necesitamos de verdad un gurú? ¿Quién busca un gurú? ¿Cuál es el rol del gurú? Júpiter siempre exagera, también hay que integrarle con vigilancia. Al gurú, tal vez personaje mítico, debiéramos desmitificarlo y bajarlo de su altar para devolverle a lo que es, persona, de barro; le convertimos en el polvo al que ha de volver y del que surgió. A no ser… a no ser que hayamos encontrado a ese gurú maravilloso, hombre o mujer, que se encarnó por obra y gracia del Espíritu Santo y, aún probando el sabor del sufrimiento, del abandono, de la traición, del miedo de sus amigos, de la incomprensión, de la tierra con su muerte carnal, se elevó un día a los cielos, pero no nos dejó solos ni vacíos. Nos dejó precisamente a su Espíritu para que permaneciera con nosotros siempre, y nos dejó la visión de que para cada uno de nosotros, es posible esta misma realización. Como a la mariposa, alas para volar, para ascender, la transformación. Podemos también llegar a ser un gurú, sin engreimiento, nuestro propio gurú, a llenarnos de Luz desde la apertura del corazón. El amor, la caridad, lo es todo. Ama y sé libre. Esta es la Fe que nos aporta Júpiter, el gurú Júpiter, el maestro, sencillo porque ama la vida y ama la alegría. Este es el gurú que en el mito de Prometeo roba el fuego a los dioses para dárselo a los hombres. Es la generosidad, ¿somos generosos, compartimos? Cada uno lo que puede y tiene y cuando puede. Tristes santos sin alegría, realmente si no hay alegría no hay presencia divina, porque sólo en el banquete de la alegría el corazón se expande y puede crear y colaborar para la elevación del alma. Aquí está la energía de Géminis, el eterno adolescente, el puer aeternus, la personalidad con complejo de Peter Pan en el país de nunca jamás. ¿Quién no deseó alguna vez encarnar a Peter Pan? Es el niño maravilloso, aunque también líder de “niños perdidos”… Es seguramente el deseo de volver a la inocencia. La pureza que hemos de rescatar.

Y dicha energía se halla al servicio de este eje de la rueda zodiacal que se activa en esta Luna Llena, el eje Tauro-Escorpio. La materia, el jardinero… podemos vestirnos de jardineros todos en el día de hoy, seguramente este eclipse parcial de Luna aportará nueva energía a las semillas que con cariño queremos plantar, y para ello hemos de escogerlas bien… Nos vamos a Escorpio, ¿qué deseas?... No es tan fácil responder, hemos de hacerlo no desde las tripas, desde el instinto únicamente, no desde las emociones perturbadas. Hemos de elegir desde la calma y el sosiego. Ahí se enciende la Luz de la conciencia para conducirnos adecuadamente.

Volvemos a Géminis, la respiración, el pulmón y los bronquios, vamos a inspirar e inspirar reposadamente, sintiendo con paz la vida que entra y sale, la vida que respiramos y se mueve en nosotros. Abramos los brazos y permitamos expulsar de nosotros toda emoción que nos estorba, las que perturban, sí, esas que se descontrolan y parecen un invasor, pero no, es nuestra energía interior, neutra, que se expresa en momentos determinados de forma compulsiva. Y ahora podemos integrar, vamos a integrar, si lo deseamos, para armonizarnos, porque lo valoramos.

Esa luz de Plutón, que os dije antes que era la Linterna para nuestra aventura de Luna Llena, nos permite hacer este trabajo de profundidad. Tauro nos pide asimilar, pero vamos a asimilar lo mejor, lo sano, así que primero tiramos de la despensa lo que ya caducó, ya no nos sirve, está enmohecido, se pudre, huele y sabe mal. Comprendimos hace tiempo que el apego a pautas de dolor, de sufrimiento, de tormento, de descontrol emocional que nos pretenden dirigir, apagar, la obsesión que nos lleva a girar y girar como en una noria, a dar vueltas y vueltas mareados. ¿Qué te hace sufrir? Pero no algo sólo que esté ahí fuera, la injusticia social y la mala educación que puedas experimentar y observar en la sociedad, en el entorno, no, fuera no, dentro de ti, aquí sí podemos hacer algo grande. Para los cambios externos hemos de conseguir unirnos y trabajar en equipo, pero eso no se puede lograr si nosotros mismos no estamos armonizados, calmados, amorosos, si nuestros pequeños egos no se dejan guiar por el Espíritu. Permitamos al Espíritu llenarnos con su Luz y su Fuerza Transformadora, su presencia es dulce y nos aporta la fuerza y la inspiración para crear la Nueva Tierra. Sintiéndonos así, mimados y alimentados -Tauro- por el Universo (Acuario) en el Descendente (nuestras raíces profundas) en el que nos hemos sumergido. Ahora podemos unirnos mental y espiritualmente a todas esas personas que sabemos que son amigos y amigas del alma, gente de bien y de bondad, con sus defectos e imperfecciones, personas que sabemos por experiencias con ellas que son de probada sinceridad, nobleza, bondad, que vibran en la pureza de intención, en el Amor (Leo en el Medio Cielo).

La transformación y el cambio son posibles para construir una realidad de belleza y armonía, enérgica y vigorosa, desde emociones impregnadas de compasión y alegría, desde y para la paz.

18 abril 2013

HACIA UNA ASTROLOGÍA INICIÁTICA


Este artículo ha sido escrito por el astrólogo francés Samuel Djian-Gutenberg y lo traduzco sintiéndome identificada con el espíritu y los ideales que guían su trabajo y su vocación. Lo publico en mi blog con su autorización y mi gratitud, por supuesto. Es mi deseo difundir esta visión y posibilidades que ofrece la Astrología como herramienta de autoconocimiento y de evolución, por mi propia experiencia en mi recorrido a lo largo de estos últimos años en los que me he sumergido de lleno en su investigación y práctica.

Samuel Djian es conferenciante, profesor, consultor, traductor y escritor, difunde la Astrología Humanista Transpersonal según el espíritu de Dane Rudhyar, sin por ello renegar del aporte de otros astrólogos, como Charles Vouga y Germaine Holley, sobre todo. Es en este espíritu de evolución de consciencia que se dedica igualmente a integrar todo el aporte técnico de la Tradición.
Ofrece formación en el Centre de Recherches et d’Études Transpersonnelles que fundó en el año 1995.



"El simbolismo de la Astrología puede ser leído en diferentes niveles. En una sociedad en la cual los valores están dominados por un espíritu de conquista y de realizaciones materiales, la Astrología es utilizada en función de estos valores exteriores al individuo. De hecho, la lectura de una carta astral está manifiestamente más orientada hacia la búsqueda de sucesos en la vida, es decir, hacia la búsqueda de una expresión exterior y material de felicidad. La  Astrología es así la expresión de una especie de fatalismo: el hombre soporta aparentemente su vida y no tiene ningún control respecto a los acontecimientos que le ocurren; es, por decirlo así, el juguete de su destino. Esta visión de la Astrología, y por tanto de la vida, está marcada por una dicotomía, una dualidad que hace que tal suceso o tal aspecto en la carta astral sea más bien benéfico, mientras que otro sea más bien maléfico.

Esta manera de abordar la Astrología que ha predominado a lo largo de las últimas décadas, y que perdura todavía en la mente de un cierto número de astrólogos, ha sido cada vez más cuestionada con la aparición de una nueva consciencia, primicias de la Era en la cual nos preparamos a entrar. Esta Astrología no se interesa tanto por los hechos que le suceden al hombre como por el significado profundo que estos hechos pueden tener en el proceso global de la vida. Cada suceso se traduce en un “estado del alma” interior, ya sea vivido consciente u inconscientemente. Un hecho ya no es considerado como fenómeno independiente y separado, sino que representa un momento, una etapa, en el desarrollo global de la vida. La Astrología es entonces una privilegiada herramienta para descubrir, a través del estudio de la carta astral, el significado, el sentido profundo de la vida y de sus diferentes etapas. El hecho de que nosotros nazcamos en un momento dado en lugar de en otro no depende de un azar cualquiera, sino que responde a una finalidad bien precisa: la evolución del individuo, la necesidad que éste tiene de vivir en función de su “Ser esencial” y no de su “ser existencial”.

En su Autobiografía de un yogui, Paramahansa Yogananda señala las palabras de su Maestro, Sri Yukteswar, a propósito de la Astrología: “Un niño –dice Sri Yukteswar- nace en el día y en la hora en que las influencias celestes están en armonía matemática con su karma individual. Su horóscopo, retrato de un parecido extraordinario, revela el pasado y lo que resultará de ello probablemente en el futuro. Pero la carta astral no puede ser interpretada correctamente más que por hombres de sabiduría intuitiva, y existen pocos”.


LA ESTRUCTURA INICIAL DEL INDIVIDUO

Así pues, la carta natal es el resultado de un recorrido anterior a la vez que el punto de partida de un camino que tenemos por delante. Revela la estructura inicial del individuo encarnado tal como resulta de sus tendencias pasadas: el astrólogo puede descifrar en la carta natal las características mentales dominantes, las ataduras, los problemas que surgen al principio de la vida (y que pueden ser traducidos en términos psicológicos), el karma… Si el conjunto del tema natal da indicaciones sobre los logros de un trabajo anterior a esta vida, ciertos factores nos esclarecen más en particular sobre algunos modos de comportamiento “problemáticos” que pueden ser vividos como hábitos innatos, actitudes inconscientes y compulsivas… Estos viejos esquemas –que la psicología ha traducido bajo el término genérico de “complejos”– nos plantean problemas de adaptación tanto con nosotros mismos como con nuestro entorno. La posición de Saturno en el tema natal, de la Luna, del nodo lunar sur, de aspectos como las cuadraturas o las oposiciones son algunos de los elementos significativos que permiten descifrar estos comportamientos compulsivos. Otros datos permiten descubrir en la personalidad talentos más fluidos que influyen como factores positivos en la psique y en la vida del individuo: la posición del Sol o de ciertos aspectos como los sextiles y los trígonos… Al fin y al cabo, el tema natal contiene igualmente cualidades potenciales que pueden, eventualmente, (si se emprende un trabajo de crecimiento personal) ser desarrolladas en el curso de la vida: el ascendente o el nodo norte de la Luna…

Para terminar, con la síntesis de estas diferentes informaciones, el astrólogo va a poder describir el comportamiento innato de una persona, tanto en sus buenas tendencias como en sus tendencias compulsivas. Con ello podrá formular el trabajo específico que la persona tiene la posibilidad de hacer para superar esta compulsión, para realizar sus potenciales natales, es decir, para realizarse como individuo, inicialmente (transición del plano sociocultural al plano individual según Dane Rudhyar). En un segundo paso (o simultáneamente en algunos casos), el mismo individuo es llamado a superarse para aportar una contribución significativa a su sociedad o a la humanidad en conjunto. El potencial a alcanzar es realizar la esencia divina de su ser profundo, que transciende toda forma de limitación física y mental, y que se traduce por el retorno de la consciencia individual al seno de la Consciencia Cósmica. Así este enfoque de la Astrología se inscribe en la corriente de las grandes tradiciones, como las de los grandes Maestros espirituales de todos los tiempos y de todos los países que han sido expresadas en sus enseñanzas.



ESCAPAR A SU PRISIÓN CÓSMICA

Sri Yukteswar, a quien citábamos más arriba, añadía: “El mensaje inscrito en el cielo en el momento preciso del nacimiento está destinado no tanto a subrayar la importancia del destino -el resultado de acciones buenas o malas realizadas en el pasado- sino a despertar en el hombre la voluntad de escapar a su prisión cósmica. Él puede superar toda limitación, ya que él mismo la ha creado mediante sus acciones y posee recursos espirituales que no están sujetos al imperativo de los planetas.”

Esta labor de la que habla Sri Yukteswar corresponde en Astrología a las grandes etapas del proceso de evolución en una vida y se pueden captar con la ayuda de técnicas como las progresiones y los tránsitos. Entonces, la lectura astrológica permite entender en un momento concreto de la vida de un individuo qué parte de su pasado está llamada a reencontrar en esta etapa de su vida la manera en que puede superarlo e integrarlo en su realidad interior para acceder así a un nuevo estado de consciencia más amplio e inclusivo, es decir, más universal. De esta transformación en el interior sobreviene automáticamente una transformación en el comportamiento que tendrá repercusiones beneficiosas en la vida cotidiana y en las relaciones con los otros. Un paso más habrá sido franqueado tanto hacia la liberación con respecto a actitudes compulsivas como hacia la posibilidad de vivir de una manera más “esencial”.

Por lo tanto, la Astrología es una herramienta que permite iluminar el camino de cada individuo, y una de las aportaciones esenciales para esta comprensión la realizó el astrólogo y filósofo Dane Rudhyar mediante la noción de ciclos planetarios, teniendo cada planeta su propio ciclo. De esta manera, Saturno vuelve a su posición natal en el plazo de aproximadamente treinta años. Cada retorno señala la posibilidad de un renacimiento en otro nivel del ser, siempre que el impulso iniciado al principio de cada ciclo se haya manifestado claramente e integrado posteriormente en la vida en los puntos decisivos del ciclo (por ejemplo, la cuadratura ascendente, alrededor de los 36 años, o la oposición, hacia los 44-45 años, en el transcurso del segundo ciclo). Según el momento en que se encuentre el ciclo de uno u otro planeta en el momento en que el consultante acude a la consulta del astrólogo, éste puede ilustrarle y hacerle tomar conciencia de las necesidades interiores del momento y de las nuevas posibilidades de emerger que están contenidas en el instante.

En general, los momentos difíciles, los momentos de crisis, son los más aptos para la transformación y la superación de límites vinculados al pasado, y aparecen en la lectura de la carta astral manifestándose a través de los aspectos que la astrología eventualmente califica de “maléficos”. Por ello vemos que si bien representan un tiempo de vida durante el cual es necesario realizar un esfuerzo particular, podemos esperar resultados extremadamente benéficos… a condición de que el esfuerzo sea realizado.

Esta última consideración muestra al mismo tiempo los límites propios de la Astrología. Se trata de una herramienta que permite la toma de consciencia y que arroja luz respecto al camino a seguir en función de una línea de vida interior y de una cierta finalidad. Para esto es un instrumento magnífico. Sin embargo, tal como lo expresa Sri Yukteswar, hay elementos que escapan completamente al astrólogo. Éste, por ejemplo, no puede saber, a menos que sostenga una entrevista con su consultante, en qué nivel de conciencia está siendo vivida la carta astral. Además, sólo el individuo puede decidir transformar su vida y su persona, ya que nadie puede hacerlo en su lugar. Paramahansa Yogananda escribe: “Los fatalistas, así como ciertos astrólogos que buscan determinar lo desconocido, se equivocan enormemente creyendo que la vida puede predecirse al cien por cien y ser encerrada en datos astrológicos. No dejan ningún lugar para la libertad del individuo; libertad para transformarse, libertad para escoger entre dos acciones (…) El primer paso hacia la comprensión es servirnos de nuestra voluntad para llevar a cabo las elecciones que estarán en armonía con el Bien Eterno tal como está inscrito en la Ley Cósmica”.

La Astrología como instrumento de conocimiento espiritual no es, entonces, un fin en sí misma. Sin embargo, para aquellos que se comprometen con ella totalmente puede constituir un camino iniciático y ser así una especie de yoga: la carta astral como mandala es un soporte para la meditación. Tal actitud respecto a la Astrología exige disciplina interior y mucha vigilancia. De acuerdo con esto, puede afirmarse que la Astrología, siempre que vaya asociada a auténticas enseñanzas espirituales, puede ayudar al propio astrólogo a alcanzar progresivamente esta “sabiduría intuitiva” de la cual Sri Yukteswar establece los fundamentos de toda Astrología verdadera."






17 abril 2013

Tiempo para sanar: Anorexia


El planeta Venus entró en el signo de Tauro y siendo este signo uno de los signos del zodiaco más vinculados al apetito, al placer que proporciona el buen comer y la vida sedentaria y perezosa (¡sin que por ello los nativos de este signo se vean ahora acusados todos ellos de ser así!)me invita a sumergirme en el problema que, sin embargo, supone para algunas personas precisamente la alimentación y la comida en relación a su energía venusina, a la proyección en el mundo de su energía venusina en cuanto necesidad de ser aceptados, amados y, por tanto, resultar complacientes y obedientes a las modas, corrientes y estereotipos propuestos por diseñadores y diseñadoras de moda.

En su afán por conquistar y por seducir el arquetipo de  Venus en algunos jóvenes se convierte en sádico, castigador, castrador, autoridad que conduce a la exclavitud, a la renuncia, a la desconexión con las propias necesidades, con los propios valores e ideales. El problema es que la anorexia suele empezar a edades tempranas, en la pubertad y en la adolescencia, cuando la personalidad no está formada y se encuentra por ello muy permeable a las opiniones externas sin haberse formado interiormente aún el propio código de ideales por el que regir la existencia.
La desconexión con las necesidades de alimentación y cuidado del propio cuerpo para servir tan sólo de marioneta a dirigentes del mundo de la moda es un problema profundo y de graves consecuencias.

Precisamente la energía de Venus, tanto de Libra como de Tauro, es la búsqueda de placer, de belleza, de armonía, de autocomplacencia. Pero es terrible responder a las expectativas de los demás antes de haberse fundamentado en el interior lo que de verdad a uno le agrada, le gratifica, le complace, le motiva en la existencia. Tal vez falta en estas personalidades la fuerza de una rebeldía contra los tiranos de la imagen ideal de belleza, fuerza que se orienta hacia la propia autodestrucción en un afán por renunciar a la búsqueda personal de belleza, armonía y equilibrio que satisfagan las propias expectativas, no las expectativas de otras personas, en este caso además, adultas.

Si alguien puede despertar nuestra inteligencia corriente ese es Urano, el supramental, el genio, el arquetipo que nos puede sintonizar con la verdad que nos conduce a la libertad interior.
Y si alguien puede estar implicado en la anorexia seguramente sea Neptuno, un arquetipo que puede subyugarnos a los deseos de los demás, es ese sentirse hipnotizado y programado para atender las respuestas y expectativas de otras personas, huyendo, siempre hay una connotación de escapismo, de los propios complejos, de inferioridad, de culpa, de miedo, de abandono, de impotencia y entrando en una dinámica constante de autocastigo e inmolación, no para satisfacer unas leyes o reglas impuestas en un grupo religioso, en este caso son las reglas y normas de un grupo social que desea alcanzar el poder, Plutón, para controlar los parámetros que definen la belleza, la moda y lo que debe ser un cuerpo perfecto en su apariencia para desfilar en la pasarela de la vida cotidiana. Neptuno es un arquetipo que puede traer en su expresión negativa precisamente el velo de la ilusión, la mentira, la fantasía que nos confunde y, que por tanto, puede conseguir lo más preciado, el propio poder personal.

Evidentemente llega un momento en que hay que afrontar la realidad y madurar. Cuando Saturno está a punto de completar su primera vuelta del ciclo, hacia los 28 o 30 años, nos confronta precisamente con los límites y suele emplear la frustración, el pesimismo e incluso la depresión para que paremos y nos ocupemos de la realidad, empezando por la del propio cuerpo físico. Acaso seamos nosotros mismos los que estamos utilizando esta energía castradora de Saturno. Llega el momento en que es realmente importante convertirse en el propio padre y madre del niño interior. Es necesario afrontar las carencias de la infancia y las imperfecciones de los padres y de la familia en la que hemos nacido, es necesario afrontar las dependencias a las que nos hemos sometido.


La fuerza está ahí, es la hora, es el momento, el Universo está dispuesto a darnos todo lo necesario, la Vida está a nuestra disposición para que podamos experimentarla en toda su plenitud.
Podemos elegir y romper el vínculo que mantenemos con hábitos destructivos, no porque nos censuren por ello, ya sea por comer en exceso -bulimia (Júpiter)- como por rechazar el alimento- anorexia. Va más allá de la censura, de la crítica, de la reprobación, es cuestión de tomar en nuestras manos nuestro destino y nuestra vida y decidir buscar, encontrar un sentido a nuestra existencia y la valía que nos caracteriza para cumplir nuestro cometido aquí y ahora, por qué decidimos venir a este planeta. Las respuestas te esperan.
La transformación es posible.


A pesar de la soledad y del dolor esta crisis puede impulsarnos hacia estados nuevos de bienestar, a esta edad estamos a punto de finalizar un recorrido que nos ha confrontado a las consecuencias de nuestro karma anterior, nos confronta a todo aquello que dejamos sin arreglar, que dejamos sin solucionar, es el tiempo de los encuentros con personas con quienes no cerramos bien la relación, y es la oportunidad de liberarnos de todo ello, hacernos más conscientes de nuestra fuerza y de nuestro saber.

La anorexia es compleja pero quiero resaltar ese aspecto intrínseco que hay en ella, una personalidad debilitada que se deja llevar, un sentimiento interno de búsqueda y exigencia de perfección, reacciones y respuesta excesivamente radicales (todo o nada), necesidad de amor y de afecto enormes, dificultad para expresar amor y afecto, problemas en las relaciones, porque es necesario llamar a las cosas por su nombre para poder trabajar con ellas, es necesario encender la luz interior para aceptar y ponernos manos a la obra con aquello que hemos de remodelar. Es el momento tal vez de asumir los sentimientos de abandono, de soledad, la falta de amor, los rechazos que hayamos podido experimentar, en esta vida o en otras. Es el momento ideal para empezar a realizar un trabajo de autoconomiento y desarrollar la propia autoestima, es el momento de aprender a amarnos, a respetarnos, a valorarnos, a afianzarnos en nuestro potencial, todos los valores profundos y esenciales que traemos para desarrollar múltiples dones y talentos, por nosotros mismos, para nuestro propio crecimiento y desarrollo, y, por supuesto, para servir a la sociedad y contribuir a crear un mundo de amor, de belleza, de armonía y de perfección, según los ideales y valores esenciales, lo que de verdad importa como seres humanos.

Estudiar mucho, tener un cuerpo perfecto según la imposición de modas y diseños, conseguir muchos títulos y medallas, todo este trabajo por crear una imagen externa adaptada a las exigencia de la tiranía de una sociedad banal y efímera no harán más que producir interiormente insatisfacción y tristeza, amargura y mal humor. Pero siempre, siempre, se puede salir de esta prisión interior y siempre, siempre, habrá alguien cerca que nos ayude a lograrlo, que favorezca la activación de nuestra propia voluntad y poder personal, nunca estamos solos. El Universo está atento a cualquier plegaria y grito que solicite salir de la rueda de dolor, del encierro  y del infierno en el que nos hayamos ido nosotros mismos dejando engullir debido a decisiones inadecuadas, ya sea la primera “dejarnos llevar”, omitir precisamente el uso de nuestra capacidad de afirmación.

Aquellos que padecen problemas y desajustes en los hábitos alimentarios tienen posiblemente gran capacidad de amor, que han de aprender a sublimar, que han de aprender a canalizar, a expresar para alcanzar la comunión, no la fusión que nos conduce a la dependencia y a la propia anulación, son espíritus idealistas que han de aprender en la práctica del día a día a colaborar para realizar poco a poco pequeñas, o grandes, obras que contribuyan precisamente al bienestar de la sociedad, de la humanidad.

Podemos sublimar nuestras elevadas energías internas cuando chocan y contrastan con los valores de una sociedad inmadura que tiende a vivir de una manera superficial, enfocada en lo exterior, en la lucha, el conflicto, las apariencias. En torno a los 28 años está en nuestras manos empezar a trabajar más que nunca en la reestructuración de nuestro yo profundo. Es el momento para una sanación intensa porque llegamos a un final de ciclo que nos muestra la puerta de un camino que se abre por delante diferente, nuevo, en el que somos cocreadores de nuestra realidad. Es el momento idóneo para trabajar y afrontar cualquier parte oscura de nuestra personalidad, de integrarla. Siempre, siempre aparecerán los recursos, las personas y los medios para favorecer nuestras iniciativas. Tan sólo es cuestión de darnos tiempo, de confiar, de perseverar y seguir siempre con la mirada puesta en nuestros objetivos elevados. Hemos de elegir para enfocar nuestras energías, elegir la paz interior, un estado de bienestar y serenidad que se alimenta de un centro de luz y fuerza emanado constantemente del Espíritu.

08 abril 2013

Cuando las relaciones se tambalean



La inspiración para escribir estas reflexiones me ha venido de algunos comentarios, preguntas, inquietudes que he recibido de diferentes personas que por aquí y por allá me han ido expresando y que surgen a raíz de vivencias en sus relaciones, ya sean de pareja, de amistad, familiares o profesionales.
Hay momentos en que parece que todos los planes que teníamos dejan de motivarnos y las bases que venían siendo nuestro sustento parecen no responder en el momento actual. Personas con las que ya no queremos seguir caminando porque en el día a día surgen continuos conflictos e insatisfacciones. La realidad cotidiana es una prueba para toda relación, los asuntos cotidianos hemos de poder abordarlos con armonía y respeto, con alegría, a pesar de los pequeños roces que puedan surgir, puesto que se trata de llegar a un entendimiento a la vez que remodelamos nuestra personalidad. Si los lazos que nos unen están basados en valores espirituales y el respeto mutuo nos guía en cada momento, si prestamos atención a nuestras respuestas y necesidades y cómo nos inclinan a reaccionar de una manera más o menos impulsiva o compulsiva, es posible avanzar, porque así podré ir actuando respecto a conductas que sé que he de cambiar para sentirme mejor conmigo mismo. Si los lazos que nos unen no están fundados en valores transcendentales, más allá de lo meramente personal, egoísta, serán eso, lazos que atan y constriñen, y no alas para elevarnos y disfrutar de momentos de gozo y plenitud.

¿Qué es el Amor? ¿Qué es Venus como energía respecto a nuestras relaciones?
¿Qué estamos buscando de verdad en nuestras diferentes y diversas relaciones?

Hablamos de Amor y de Venus, y hablamos, por tanto, de valores. “Lo que llamamos sentimientos en general son la manifestación inmediata de juicios de valor, no intelectuales sino instintivos, orgánicos, emocionales, y la mayor parte del tiempo determinados por normas sociales, culturales, éticas tradicionales. El amor y el odio, la atracción y la repulsión, la felicidad y la preocupación, lo bello y lo feo, son sentimientos que resultan de juicios de valor basados en las necesidades instintivas de nuestro cuerpo y de nuestra vida interior, y en las exigencias morales ligadas a nuestra participación en la sociedad.” (1)

Indudablemente, nuestros valores han de estar inspirados, renovados y purificados por la luz del Espíritu, por el “agua viva” del Amor. Tal vez debamos poner mayor énfasis en esta conexión con el Espíritu si queremos proseguir avanzando y evolucionando con coraje, decisión, fe y valor. Sin olvidarnos de la gratitud. ¡Cuántas cosas por agradecer cada día!

En vez de analizar en profundidad ahora la posición de Venus en un signo de la carta astral, que al fin y al cabo es un tinte que da color a esta energía (son doce tipos de Venus), resulta más interesante recordar en esta ocasión aquello que nos decía Charles E. Vouga en su obra Une astrologie pour l’ere du verseau, a propósito de Venus:
“Donde está Venus, ahí está tu libertad.” Venus es el Amor, la Ley del Amor, por eso es la Libertad, porque el Amor nos libera, es la Ley suprema, donde hay amor, hay libertad. “El arquetipo de Venus es la unión de las almas”, nos decía Ch. E. Vouga.

Con la energía de Venus somos conscientes de que precisamente porque el Amor nos hace libres ni siquiera estamos teniendo que elegir seguir o no seguir con alguien; es un proceso que se da por sí solo, por afinidad, por sintonía, se vibra o no se vibra en la misma onda. La separación física de una persona, de un lugar, de una cosa, es como cuando cae un fruto maduro del árbol: él no elige caer en un momento dado u otro, sino que el propio peso en el momento oportuno rompe la unidad física con el árbol que le alimenta para entrar a formar parte de otra dimensión y proceso de la naturaleza.

Estas reflexiones las realizo a la luz del tránsito de Neptuno en Piscis, pues su energía promueve el Amor, la espiritualidad, la búsqueda de verdades transcendentales que alimenten a nuestra alma. La fantasía, la imaginación, las artes, nuestros ideales humanos y espirituales se conectan con una energía que nos eleva y nos permite vivir en profundidad relaciones armónicas y de comunión. Evidentemente, para unos más que para otros, dependiendo de su carta astral y de su trayectoria personal, de sus energías personales. Pero hemos de permanecer todos receptivos porque al fin y al cabo estas influencias están ahí y pueden ser recogidas por los espíritus que deciden permanecer vigilantes y receptivos.



También me inspira el ciclo de Urano y de Plutón, que están en los signos de Aries y de Capricornio respectivamente. Las estructuras de la sociedad están siendo transformadas, y esas estructuras las construimos los seres humanos, con lo cual dependerán de la evolución de las estructuras propias internas del ser humano. Éstas son las que de verdad remodelarán a lo largo de los años las sociedades en las que vivimos. Urano representa a los grupos, los amigos que están juntos porque comparten ideales afines. Urano en Aries puede traer tendencias excesivas de rebeldía, tendencias excesivas de individualismo, que con la tensión de Plutón puede llevar a extremos. Evidentemente, en las relaciones, esto provoca crisis agudas, hay necesidad de aires nuevos, de libertad, de llevar al límite y, si es necesario cortar con ciertas relaciones que suponen un desgaste continuo y conducen a la enfermedad, a la insatisfacción, a la cólera, y, sin embargo, si se pueden transformar serán mucho más consistentes. Todo depende de la sinceridad y de la transparencia, ahora todo surge, las cosas no permanecen por mucho tiempo ocultas: es el momento de la revelación.



El ciclo por tránsitos de Venus y Marte está llegando a su fin; Marte está a punto de alcanzar la conjunción con Venus, en el signo de Aries. De igual modo, nosotros hemos de estar atentos a todas estas tensiones que surgen en las relaciones para ir comprendiendo qué nos motiva, qué valores nos guían para emprender actividades, para participar en grupos, para establecer vínculos íntimos, una relación de pareja, crear una sociedad, firmar un acuerdo, crear una alianza. Estamos participando de esta energía de fin de ciclo-inicio de ciclo y es un momento adecuado para revisar nuestra participación social, nuestros lazos de amor, que tienen que ser lo más espirituales posibles precisamente para podernos sentir libres.



El miércoles 10 de abril celebramos la Luna Nueva de este mes, que será en el signo de Aries, donde además estarán Venus y Marte, en la casa XI, la de Acuario, precisamente. La Luna, además, rige en esta lunación al ascendente, que está entrando en el signo de Cáncer. Será entonces importante seguir trabajando todo lo concerniente a nuestros proyectos, nuestras amistades, los grupos en los que participamos o que queremos crear, revisar ideales, nuestros propósitos respecto a iniciativas, confrontaciones, aperturas, inicios. Sería aconsejable vigilar la impaciencia y la precipitación, la compulsión, la agresividad, el querer que todo ocurra deprisa, forzar, provocar. También será importante no dispersarse, no querer abarcar demasiado. Convendrá trabajar con lo que ya se tiene, valorarlo y agradecerlo. Nuestra acción ha de encontrar un cauce apropiado que ha de guiar nuestro conocimiento respecto a nuestra propia valía, aquello en lo que creemos, nuestros sueños más elevados respecto a nuestro rol en esta vida. Todo ello puede encontrar la materia apropiada para manifestarse en la conexión desde nuestro corazón con el Alma del Universo.

 (1) Triptyque astrologique, Dane Rudhyar.