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25 mayo 2012

DE NUESTRA ATRACCIÓN POR DETERMINADAS FIGURAS GEOMÉTRICAS


Meditando en la energía y simbolismo del octaedro


Platón atribuyó la forma del octaedro al elemento aire, ya que el aire sigue al fuego, el octaedro sigue a la piramidal por su facilidad para el movimiento.
El octógono está presente en la construcción de todos los edificios templarios, también lo encontramos en el edificio de la Torre de los Vientos, en Atenas, ya que es de planta octogonal. También en algunas Catedrales aparece un octógono, por ejemplo:
Francia: Catedral de Notre Dame de Senlis; laberintos en forma octogonal: Catedral de Reims, Arras, Catedral de Amiens.
Reino Unido: Catedral de Ely, Catedral de San Nicolás de Wells.
En la ciudad de Goya, en Argentina, encontramos que la cúpula de la iglesia La Rotonda se apoya sobre un octógono.
El octógono simbólicamente representa un nexo entre el cuadrado y la curvatura de la esfera, tenemos así la unión Cielo-Tierra, lo celeste y lo terrenal.
El octógono es un patrón que duplica la fuerza de cohesión (el Amor –Venus- es una fuerza de cohesión -la polaridad de la búsqueda-, siendo Urano una energía que nos desea unir por solidaridad, la unión fraternal lejos de convenciones o compromisos. Neptuno, rige el Amor infinito, el amor universal, y materializadora, que corresponde con Saturno, del cuadrado -la Tierra y sus cuatro elementos o cuatro puntos cardinales; los cuatro humores) y que nos proporciona ampliamente la fuerza y el gran poder de la cosecha, del reconocimiento y de la expansión (llegando así a Plutón que nos otorga la conciencia de que somos una parte del gran ser, la unión con la Esencia Eterna).
Es un arquetipo espiritual que permite un camino hacia nuestro interior, nos proporciona amplia armonía (Libra), supone la amorosa energía maternal (Luna) y la fuerza necesaria, o disciplina (Saturno), para trascender el sufrimiento y transformarlo en felicidad (Júpiter).
Este arquetipo nos permite alcanzar un nivel mayor de lucidez, sinceridad, verdad para resolver los conflictos de dualidad. Alcanzando así la autenticidad.
En todo proceso de dolor en el que aparece conflicto apoya alcanzar el perdón sincero y el consuelo.

Su utilización en Astrología a la hora de establecer los aspectos o relaciones angulares entre los planetas:
El número 8 es dos veces 4.
El número 4 es dos veces dos. El número 2 es polaridad, complementariedad y conflicto. Debido a estas fuerzas en tensión nos vemos obligados a despertar conciencia, al menos hay una llamada a través de la presión al despertar, por tanto surge interiormente un impulso hacia la reflexión sobre uno mismo. El número 4 es resistencia, materia.
Por tanto cuando llegamos al 8 tenemos Polaridad + Resistencia.
En Astrología tenemos dentro de la familia de aspectos basados en la división del círculo por dos la oposición, la cuadratura, la semicuadratura y la sesquicuadratura. La conciencia ha de hacer un esfuerzo para buscar el punto de equilibrio entre fuerzas internas que se dirigen en direcciones opuestas, o en direcciones que nos requieren un empeño y voluntad concentradas para conseguir aliarlas y armonizarlas debido a connotaciones de incompatibilidad entre ellas, produciéndose de ello un empuje a la acción y al dinamismo.

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