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12 diciembre 2011

Crisis y expansión de conciencia

Una crisis puede tener consecuencias benéficas y no catastróficas.

En una crisis tomamos consciencia de las disfunciones que existen en nosotros, en mi relación de pareja, en mi manera de abordar el trabajo y la economía, en los conceptos sobre los que estoy apoyando la educación de mis hijos, y así con todos los temas de nuestra vida. Una vez que tomo conciencia debo hacer reajustes y hacer una serie de elecciones que me conduzcan a reencontrar mi bienestar, mi curación, mi equilibrio. Y esto lo puedo llevar al sector de la sociedad, porque todos vivimos en continua crisis, en continuo cambio. Simplemente tenemos que realizar una serie de esfuerzos para pasar a otra etapa.
 
Por ejemplo, si tomamos en cuenta el problema que existe actualmente por el gran número de niños hiperactivos de nuestra sociedad. Según la teoría de las neuronas espejo estos niños están siendo un reflejo del aceleramiento del ritmo de nuestra sociedad. Todo va deprisa, todos vamos deprisa. Hay aglomeraciones de personas en grandes metrópolis y allí todo ocurre deprisa, trabajar deprisa para ganar cada vez más, para producir más, para gastar más, para tener más. El campo, la relajación que permiten los espacios abiertos y el contacto con la naturaleza no interesan en este proyecto de aceleramiento.
Algo tendremos que hacer si no queremos que el sistema nervioso de todos acabe minando la salud como está demostrando la aparición de enfermedades como la fibromialgia, la depresión, el cáncer, la fatiga crónica, y muchas otras.

Una crisis es una oportunidad para abrirnos a otros estados de consciencia, esto es muy importante.
Si tomamos conciencia no vamos hacia la catástrofe, a nivel social, económico, político, personal.
 
Para superar esta crisis social lo más importante es que cada uno nosotros pasemos por un cambio personal, por una transformación profunda.

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